Tú respira, que el resto viene fácil.

Hoy es un día estupendo, porque lo digo yo. 

Porque lo elijo así. Porque me dan ganas de decidir cómo va a ser hoy mi día. Porque me dan ganas de sonreírle a la vida y a todo el que me cruce la mirada. 

 Desayunaré alegría con besos de sabor a tarta de chocolate de las que hacía mi abuela. Sacaré de mi armario mis vaqueros favoritos, esos que todo el mundo me dice que no me ponga. Y vaciaré de él la nostalgia y los pocos ahorros que me quedan y los gastaré en sueños. De esos sueños que no privan de nada. 

Transmitiré felicidad al que vaya derramando su pesimismo. Estaré más arriba cuando me empujen hacia abajo. Ignoraré momentos complicados, hoy no me siento débil, hoy me considero valiente. Le he dado un vuelco a lo malo de esta vida y le pondré mi mejor cara. Porque puedo mirar de frente y sonreírle. 

 Puedo alzar las manos y sentir el aire fresco en mi cara, y 

nada en este mundo me parece demasiado triste como para dejar que me arruine el día.

A Noa María García Gómez

Por el apoyo incondicional que me regala cada día,

por todas las sonrisas que me saca con sólo mirarme,

por todos los años, las heridas, los sueños, las inseguridades, los besos, las caídas y las remontadas...

Por todos los miedos y otras historias.

A Noa María García Gómez, por estar siempre ahí y por recordarme cada día que un hermano puede no ser un amigo, pero que un amigo será siempre un hermano.

Te quiero muchísimo

(Pero eso tú ya lo sabías)